Cuencos de Cuarzo

Al igual que los cuencos de cuarzo, el cuerpo humano está compuesto de silicio y cuando los cuencos emiten su pulso, tu célula registra los códigos sonoros como propios y va desplegando la energía allí almacenada.

Colocando una intención, consciente y amorosa, para que la energía se dirija hacia ese fin, se potencia sus efectos sanadores.

En el Cuerpo físico, los cuencos aportan a cada órgano y función sus sonidos originales, vivificando y fortaleciendo su esquema energético.

El sonido genera un reordenamiento de la frecuencia energética de cada Ser; armoniza los meridianos y expande la energía de los cuerpos sutiles.

A su vez, cada célula del cuerpo registra e identifica los códigos sonoros como propios (principio de resonancia) e identifica en su memoria los sonidos que colaboran con su auto sanación.

El sonido de los cuencos tiene un movimiento en espiral, al igual que el movimiento de la doble hélice espiral del código genético del ADN. Así, el sonido mantiene la vitalidad de la energía y aporta un movimiento, que produce mayor elasticidad para la membrana celular.

Los sistemas corporales también vivencian los beneficios de los cuencos de cuarzo. Algunos de sus beneficios son:

El sistema óseo representa el sostén del cuerpo y está compuesta de silicio. El sonido atraviesa la estructura y resuena con ella; facilita la lubricación articular, otorgando mayor movilidad y flexibilidad.

El sistema muscular libera toxinas y se inician procesos depurativos, que le permiten a la masa muscular retornar a su estado armónico.

En el sistema circulatorio, el sonido genera mayor oxigenación del torrente sanguíneo y dinamiza su movimiento a través de las venas y las arterias, amplificando la movilización de la energía vital.

En el sistema nervioso central, el sonido permite reparar desarmonías existentes en los microcircuitos y neuro- transmisores cerebrales, re-conectándolos y activándolos. También sincroniza las frecuencias vibratorias de ambos hemisferios cerebrales y los equilibra, generando profundos estados de sedación y relajación.

En este sentido, cabe destacar que un estudio de la NASA expresa que el sonido de los cuencos tiene un impacto casi inmediato en las ondas cerebrales; disminuyen la frecuencia o la velocidad del pulso de ellas de Beta a Alpha (relajación); e inclusive, a Theta (estado de meditación profunda). El sonido permite, también, reactivar áreas y funciones del cerebro que impulsan la secreción de hormonas de auto sanación llamadas endorfinas.