Explorando fisicamente la memoria.

El primer paso hacia la transformación es la toma de contacto con una parte del cuerpo físico donde se localiza el tema que vamos a trabajar. Puede presentarse cómo algún tipo de tensión o contracción, así cómo un vacío o ausencia de percepción.

Es un viaje en el tiempo, el cuerpo es el mapa. Van cayendo nombres y etiquetas, la única protagonista es la sensación, dejando a un lado todo lo que nos pueda llevar un tiempo que no sea el presente.

Relajación y profundización.

El tratamiento comienza con una relajación y armonización.

Los instrumentos principales de la terapia son los cuencos tibetanos, los cuencos de cuarzo, los diapasones de metal, los diapasones de cristal, la pirámide de cristal y los gongs. También pueden llegar a utilizarse tambor chamánico, didgeridoo, sonajas y la voz.

Se sostiene la persona a entrar en sí con técnicas de meditación y concentración. En algunos casos, se pueden usar sugerencias hipnóticas para profundizar el estado de relajación y aclarar la percepción. En situaciones distintas, el terapeuta puede tocar el cuerpo o el campo energético de la persona para transmitir prana, siempre y cuando la energía de la persona lo requiera y permita.

Las capas superficiales se van disolviendo y se aclaran las sensaciones. A medida que la conciencia de la persona se expande, empiezan a liberarse informaciones del subconsciente que se canalizan como imágenes, recuerdos y sensaciones que dan pistas para seguir liberando, dinamizando y limpiando con los sonidos y las vibraciones de los instrumentos.

Cada sesión es diferente, todo se crea en el momento, eligiendo las técnicas y herramientas más adecuadas según las necesidades de quien recibe el tratamiento.

Reconexión interior.

El elemento principal y fundamental de la alquimia es la conciencia de la persona.

La luz que transmuta la sombra es la mirada interna, firme y sostenida. El sonido es el vehículo que permite a la atención consciente de la persona de quedarse en los lugares internos que normalmente son difíciles de sostener. La mente condicionada evita las zonas donde se guardan memorias traumáticas.

Se fortalece la reconexión interior con afirmaciones y visualizaciones que permiten nuevas conexiones neuronales y estados del ser. La persona vuelve a ser dueña de su hogar interno, la energía se renueva y vuelve a ser disponible. Las vibraciones y frecuencias de los instrumentos siguen sosteniendo el proceso. Estamos volviendo a la coherencia energética, que se traduce en un estado de paz y claridad.

Baño sonoro.

Es la ultima fase de la sesión, un espacio de integración, re-armonización y limpieza energética. En esta fase, la persona se sumerge en un ambiente sonoro que le permite integrar los cambios y las transformaciones que se han producido durante la sesión. Los sonidos y las vibraciones de los instrumentos envuelven al paciente, creando un espacio de paz y armonía. Este baño sonoro ayuda a la persona a liberar cualquier tensión o bloqueo que haya quedado en su cuerpo, permitiendo que la energía fluya libremente. Es un espacio de integración y re-armonización que completa el proceso de transformación.

Alquimia Sonora

El poder transformador de la unión de sonido, meditación y canalización

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